Hoy mis alas pesan menos, pues la soledad, que muchas veces agobia, tiene sus instantes interesantes. Como este del que te hablo. Y me sabe a ironía que te tenga que hablar de un instante en mi vida, que tu también estuviste presente, pero sé que no viste lo que ocurrió en esos 3 segundos de miradas como acero templándose, por eso, aquí voy, haber que me sale…
Lo difícil es que, ya sé que quiero decirte pero es tan complicado contarte tal y como sucedió ese instante, así que, iré sin muchos rodeos diciéndote que me paso dentro.
Sabía que estaba próximo a verte. Fantasmas del mismo color con el que vistes tu cadáver cada fin de semana pasaron volando por enfrente de mí, pronosticando que tu las precederías. Estabas cerca. La sangre comenzó a revertir su flujo, las pupilas muy dilatadas solo dejaban filtrar la luz necesaria. Las manos se me tensaron sujetando los bolsillos por dentro. Pero me equivoque de lado. Te esperaba por el oeste, pero escogiste el este para hacer tu aparición.
Y de pronto como un imán al acero, mi mirada hallo tu fantasma aforme, caminando, junto con otros tres seres de tu talante. Te vi antes que tú me vieras, siquiera me sintieras ahí parado. Te vi levitar con la vista clavada en fotos, el torrente sanguíneo cambio su polaridad tantas veces que se me nublo por un instante la vista, no lo soportaba, mis brazos solo buscaban tu alivio…
Y de pronto, en una milésima de instante, el imán funcionó a la inversa, y sin vacilar a otros lados, tu mirada hallo la mía, directamente, ojo a ojo, mirada del alma que veía a su gemela desde fuera, como quien se ve en un espejo en la madrugada, con poca luz y se tiene miedo, así fue ese instante, pero nada acabo, nada se desvaneció como esperaba. La tristeza no se fue, ni la desesperación se calmo. Todo se detuvo en ese instante. El frio siguió siendo frio, las bocas no sonrieron, y ese espejo de madrugada no era espejo sino una ventada por donde veía a un ser ajeno, extrañísimo, bello, pero no era la mitad de mi alma, ya no portaban esos ojos bellísimos mi horrocrux, ni pude provocar la fuerza de tu hielo hasta romperlo y que corrieras a mí.
Sostuviste la mirada una milésima de segundo más de lo que tu alma hubiera querido, porque sé que la imagen que viste te hirió una parte que lleva dormida por muchos eones atrás. Y en mí, esa milésima de segundo que forzaste, provoco que de repente, el torrente sanguíneo se detuviera, como cuando se congela el pulso al hallarse a uno mismo amándose a sí mismo. De pronto comprendí verdades como quien levanta el telón y detrás halla a todos los actores ensayando la próxima escena. De pronto dejaste de mirar, el ruido del trajín callejero volvió a subir su nivel, tu mirada se escondió en la próxima esquina y solo vi tu espalda, infinitamente amada por mi recuerdo. Y te perdiste. No me detuve un instante más, no quise ver el siguiente capítulo de esa película, porque ya conocía el final. Era tan obvio y tan simple que me hirió ver el contraste con los sueños que se esfumaban rapidísimo de entre mi mente.
No busque seguir tus pasos, no quise nada. El dolor de la realidad es como un peso que llevas en la sien, como cuando sabes qué hiciste algo mal y debes repararlo, solo que, no hay nada que reparar o aclarar. La verdad no necesita que nadie la represente. Se representa a sí misma…
Aquí te voy a contar lo que tú no viste.
No tardo ni un minuto en llegar la micro que me llevaría a mi destino, el propósito de que yo, por casualidad estuviera en esa esquina, y te viera pasar y recibiera de ti tu desprecio sin misericordia. Me subí, a ella, busque el asiento que siempre escogíamos tú y yo. Con manos temblorosas busque el reproductor de música, debía hallar la canción precisa, exacta que me dijera que lo que acababa de descubrir era verdad. Arrolladora, Aventura, Aute, Hernaldo, Filio, ni uno de todos era el indicado, yo sabía dentro que había una canción que me había hablado de esto, como si fuese una predicción exacta de lo que nos sucedería.
Pero de pronto llegó, mezclada por la similitud, pero comprendí que ahí había estado, año con año había estado ahí esperándome, recordándome que te irías un día, sin mirar atrás como aquellas que se volvieron de sal.
Pero déjame contarte despacio este instante.
En mi mente llego un fragmento de un soneto de Sabina que dice así, o así lo recuerdo:
“El primero de enero, aunque siga muriéndome por ti, Me iré con la primera que me quiera”
Pero ese soneto no era lo que mi alma buscaba, sin embargo, mi alma astuta, ya había maquinado una conexión. En mi mente hizo eco la frase “el primero de enero…” y me pregunte. Que canción escucho cada primero de enero? Y ahí estaba, mi canción advertencia, mi ungüento para el fuego de las heridas. Y llego esa canción precisa, la ultima, la definitiva, la final, es decir, mi adiós para ti…
Quisiera suponer que sabes cuál es, si es que aun me recuerdas, si recuerdas mis costumbres, mis hábitos. Pero vamos, seamos amables con tu olvido, y Déjame recordarte que canción es la última que te dedico Judith….
Ya No Te Espero
Ya no te espero
llegarás, pero más fuerte
más violenta la corriente
dibujándose en el suelo
de mi pecho, de mis dedos.
Llegarás con mucha muerte.
Ya no te espero
ya eché abajo ayer mis puertas
las ventanas bien despiertas
al viento y al aguacero
a la selva, al sol al fuego
llegarás a casa abierta.
Ya no te espero
ya es tiempo que fascina
ya es bendición que camina
a manos del desespero
ya es bestia de los potreros
saltando a quien la domina.
Ya no te espero
ya estoy regresando solo
de los tiempos venideros
ya he besado cada plomo
con que mato y con qué muero
ya sé cuando, quien y como.
Ya no te espero
ya he liberado a tu patria
hija de una espera larga
y hay un Primero de Enero
que funda a sus compañeros
con la sed de mi garganta.
Ya no te espero
porque de esperarte hay odio
en una noche de novios
en los hábitos del cielo
en madre de un hijo ciego
ya soy ángel del demonio.
YA NO TE ESPERO, ALITAS…
La canción llego como un mar, inundando mi dolor, mis heridas. Abrasando cada milímetro, cada poro, cada neurona y célula. Fue la paz en su más pura esencia. El alivio, el consuelo, mi todo.
En este instante, algo sucedió. Que si bien no es la primera vez que lo hago por ti, si sé que es la última vez que derramo una lagrima por ti. Se me hizo demagogo fotografiarme a mí mismo llorando, pero fue inevitable hacerlo. Es la ultima lagrima que te doy, y quise que la vieras, que la conocieras, porque, este es mi final.
Aquí llego otra frase a mí, que me decía que era lo último que haría por ti:
“No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece
que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos,
pues es tarde quizás para mí
y Caín me ha marcado sobre la frente
pero quiero alertarte de un gran peligro
y quisiera encenderte esta frase en la mente.”
La última canción, la ultima lágrima, tu último nombre.
Duro y difícil comprendí que la solución al caos que yo le llamo mi vida no está en tu regreso, ni siquiera en que me vuelvas a amar. Porque sé que no volverás, lo acepte en ese instante. Como también acepte que tu amor por mi había muerto años atrás. Y más aun, acepte que tú jamás cambiaras ni volverás a ser aquella lolita de la cual me enamore, esa Lluviely que daba todo por mí y yo daba todo pro ella. Jamás volverán esos días de cameloths y san pedros. JAMAS…
“Mi salvación no se halla en tu regreso” tan simple y tan sencilla frase se fijo en mi mente, y comprenderla tarde el tiempo que duró la canción. Es decir 04:07min.
Pero, porque te digo todo esto? Es porque sé que no lo sabes. Sé que no sabes que lo mucho que yo te retuve dentro no importo, y te he soltado ya. Te libero de mis cadenas, de mi juzgado, de mi ley. Todo te he liberado. Te devuelvo la vida que tan inocentemente me entregaste en un círculo de mariposas. Desato yo mismo las vendas que unieron esa sangre, y algo más. Te divorcio de mí, te enviudo más bien.
Se que tus pasos anduvieron lejos, y entre risas vulgares no escuchaste el silencio que todavía hoy hace eco en tu vida. Sé que pateando piedras no sentiste que una parte de tu alma se desprendía, y a ti volvía una mitad que hace años me diste, y yo cuide perfectamente, y a pesar de que la mitad de alma que soltaste sin sentir llego a mi mas herida que la playa de Normandía el día D, no hay mas reclamos. No hay nada que pueda decir que importe o valga para tus oídos. Por eso he escrito esto, para contarte de lo que te perdiste al calor de una fogata. Mientras calentabas tu risa y compartías secretos, tu mitad hombre murió lentamente, pero totalmente consciente de lo que le sucedía a diferencia tuya. Yo si sentí el desprendimiento, la separación, el final.
Recuerdas que te lo advertí? Que te dije que no podría llevar lo nuestro yo solo? Que una relación es de DOS? Lo recuerdas? Recuerdas mis palabras advirtiéndote que la infidelidad solo nos mataría sin que ninguno saliera victorioso? Recuerdas que te pedí ser diferentes, y no traer una guerra entre los dos? Que el amor real lo lograba todo cuando en los dos habitaba? Lo recuerdas? Recuerdas mi única advertencia al iniciar nuestra unión? No lo recuerdas? Ni lo recordaras… porque eso pude verlo en tus ojos también en ese instante, que soy tan fácil de ignorar pues, me has olvidado ya. Olvidaste todo lo que hice por ti y lo que podía hacer también por ti. Olvidaste Pentangelí, y el Hafa Café, y los Capuleto y Montesco. Olvidaste todo…
Mis palabras han sido precisas y exactas como quería. Así que, solo queda poner el punto final entre tú y yo. El punto que te diga que este, es el final de los finales, tantas veces repetido y nunca evitado. Me voy no sin antes dejarte, como te dije, la última lagrima.
Adiós mi amor. Cuídate muchísimo quieres?
Siempre he creído que mereces lo mejor, no permitas que nada ni nadie te haga creer lo contrario, y eso te incluye de acuerdo? Eres una gran persona a pesar de lo que todos digan. Y por favor, quítate esa horrible palabra de la cabeza, esa que NO ERES. Mereces volar bien alto, como ambos sabemos que te gusta hacer. Anda pues, vuela altísimo y no mires atrás vale, mejor:
“Mira arriba, arriba que allí voy yo, voy pendiente de un hilo que me une a ti. Sé que soy soñador, así nací…”
(Cuida bien tus estrellas mujer, y que nunca las pierdas….)